Uno de los aspectos más importantes en la relación entre el jinete y el caballo es la interpretación que el uno hace de los sentimientos, actitudes y comportamientos del otro; el caballo utiliza varios elementos para esta interpretación, la información que percibe de la persona desde sus sentidos, es decir, lo que oye, lo que ve y lo que huele, sus traumas y sus miedos, y estos mismos elementos más el tacto, el análisis y la lógica los utiliza el humano. A esto se le llama el amor entre el jinete y el caballo.
Empoderamiento del caballo
En el caso de los equinos el comportamiento instintivo del animal, domina a la persona cuando ella aún no ha desarrollado la capacidad de entenderlo, de ingresar en su lógica animal y pensar como caballo, siendo éste un deber de quien lo cabalga, lo que hace que ese binomio se consolide como un solo ser de amor. Cuando el hombre no logra adherirse adecuadamente en esa comunión, los centros del instinto se convierten entonces, en los ejes del comportamiento animal, generándose un choque, lo que se traduce en una constante desarmonía en la relación con el jinete y las respuestas serán agresión y defensa generando un permanente conflicto interno. Cuando entra en funcionamiento el archivo de la consciencia del animal, el aprendizaje se reduce a experimentar la vida y obtener resultados verificables para el binomio, generando así una verdadera
armonía sin dejar de lado los archivos primitivos de su instinto y su personalidad. Se necesita entonces aprender a convivir armónicamente entre los dos seres que interactúan en la relación, en este caso el caballo y el jinete.
Aprendizaje
El binomio debe alcanzar un entendimiento tal, que al final sean uno solo, un solo ser, una sola mente, un solo espíritu y una sola energía. Bajo esta premisa podemos asegurar que dentro del proceso de educación en la equitación, el aprendizaje debe ser mutuo, y este debe partir del sentimiento que maneja la energía del universo, ese maravilloso sentimiento llamado amor en conexión, cuando decimos que una persona es “amante de los caballos” queremos decir que esa persona los siente, vibra y expresa ese sentimiento de amor hacia ellos.
Relación de amor entre jinete y caballo
El amor hacia los caballos tiene unas reglas de oro que se deben cumplir, sus necesidades básicas están basadas en el respeto y en el entendimiento de las diversas formas de manifestación de los equinos, desde lo físico hasta lo emocional. Educarlos, respetarlos, cuidarlos, amarlos, consentirlos y entrenarlos.
Es entonces una relación creada que se encuentra más allá de la interpretación de la cultura y de la tradición, y si se vive así siempre generará un resultado de paz interna, de satisfacción y de felicidad, y si éste no fuese el resultado no se está actuando desde la comprensión ni desde el compromiso.
El amor es una ley y un don propio de cada persona y de cada ser, al ser una ley se verifica con resultados que van a dejar una completa satisfacción. Cuando se interactúa con éste maravilloso ser, debemos tener en cuenta que el resultado alcanzado por esta unión será una consecuencia y no un fin. Los trofeos, campeonatos, primeros lugares, entre otros; se obtendrán cuando el amor se establezca entre el caballo y el jinete.
Relación de confianza
La felicidad que se genera en las relaciones es el resultado de amar y apoyar la conexión de aquellos con quienes te relacionas. El caballo se siente feliz porque tiene un jinete que lo guía, que está relacionado íntimamente con él. Todo lo que se decide sembrar es voluntario, pero la cosecha es obligatoria puesto que de lo mismo que siembras, deberás recoger. Si se siembra amor en un equino, se recoge amor de el hacia su jinete al ser una comprensión profunda y voluntaria que se expresa como una actitud de servicio, agradecimiento, valoración, aceptación y respeto hacia el otro.
Respeto
Esa valoración y respeto que le damos al caballo, es esa comprensión profunda llamada conexión. Es sentir en tu interior, que siempre puedas expresarlo con dulzura, delicadeza, tacto, prudencia, confianza absoluta, entrega total, cuidado constante, completa libertad y apoyo incondicional. De la misma manera el caballo se entrega con libertad porque le generas confianza, te apoya y te acompaña incondicionalmente en tus tareas de la monta. Esto se va a reflejar luego en la relación que tenemos con nuestro padre y nuestra madre según los lóbulos cerebrales que se utilizan.
El amor entre el jinete y el caballo es actuar con amor, y consiste consiste en hacer siempre lo necesario y lo permitido sin sobrepasar los límites para que los demás se sientan felices de compartir contigo. El caballo se siente feliz al tenerte, al interactuar, al servirte de montura y por eso las
escuelas de equitación de hoy estamos llamadas a guiar a nuestros alumnos en la vinculación amorosa y respetuosa con el equino, también de formar sus padres para que ésta siga siendo un disfrute de la familia, un encuentro con la alegría y la unión de toda una cultura, así lo soñamos cuando empezamos en éste trasegar, en este mundo de los equinos con los más pequeños.
Fuente: https://www.revistacaballistas.com/
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